Paisajes del Deseo y el Olvido

2021

 

Paisajes del Deseo y el Olvido, tríptico, carbón vegetal y pastel, 279 cm x 160 cm cada uno, 2021.



 

Un pico escarpado emerge de una densa capa de nubes; olas arremolinadas se juntan en una forma que recuerda a América Latina; la médula espinal en el centro de una tensa piel de leopardo forma una protuberancia distintiva parecida a una cadena montañosa. En Paisajes del deseo y el olvido de Claudia Coca, la tierra, el agua y un animal existen como entidades equivalentes. Dependiendo de la perspectiva y la atención, son tan sólidas como amorfas. Éstas se cuajan, se separan y hacen eco unas de otras. La tierra, el mar y los cuerpos del hemisferio occidental – esto es, tanto lo que se considera no humano como lo que hoy tendemos a separar en "lo animal" y lo "humano" - ciñen el cuerpo de trabajo en curso de la artista como persistente y recurrentes leitmotivs. La tierra, el mar y los cuerpos fueron todos subyugados como territorios colonizados tras la expansión europea del siglo XV. Habían sido apropiados y degradados como mercancías extraídas por el colonialismo occidental. En muchos sentidos, el tríptico de Coca resume acertadamente su proyecto más grande: la serie expansiva y abierta Cuentos bárbaros. A través de estos “cuentos bárbaros”, desarrollados desde 2015, la artista busca deshacer taxonomías y categorizaciones arraigadas que definen los elementos del “Nuevo Mundo”: paisajes, minerales y especies.

Dorota Biczel.

 
 
 

Tan Lejos, Tan Cerca, pasteles y carbón vegetal, diptico, 241.98 cm x 143.99 cm, cada pieza, 2021

 

El Regalo, instalación, pasteles y carbón vegetal, 15 piezas, 49.98cm x 34.97cm, cada uno, 2021.

 
 
 
 

 

Mala Yerba / Yerba Mala

2020

 
 
 

“El video Carabela vincula, de manera deliberadamente oscura, imágenes y textos provenientes de ámbitos diversos. La obra se centra en la inquietante figura de la aguaviva, falsa medusa o carabela, una colonia compuesta por cinco asociados cuya interacción la mantienen viva. Su aspecto resulta similar al de la embarcación que le da nombre; su venenoso roce vuelve temible en aguas marinas. 

Las propiedades de este extraño híbrido intervienen, sin duda, en las connotaciones que provoca la obra: la carabela es un organismo colonial, depredador cuyos aspecto y nombre lo asocian con la conquista europea. Pero también es un ente inclasificable, resbaloso de esquemas, a medio camino entre reinos naturales diferentes. Estas notas corresponden en parte a los rasgos de la imagen, inquieta siempre entre orillas opuestas, esquiva a ser encasillada. Las imágenes del mar y de la carabela son marcadas en esta obra por textos; fragmentos del diario de Colón. Este documento, por demás difundido e idealizado, es en Carabela desarmado y rearmado (desmontado y remontado, en el decir de Didi-Huberman). Colón había comenzado por admirar las maravillas del Nuevo Mundo y ponderar las virtudes de sus habitantes para, a medida que iba detectando el potencial pecuniario de unas y otros, cambiar su percepción hasta terminar considerándolos puras fuentes de ganancia. Y ese cambio en la mirada hizo que los dones de la tierra se convirtiesen en recursos extraíbles y los habitantes, en seres subyugables: en enemigos, en sujetos despreciables para mejor ser explotados. “

Fragmento del texto Claudia Casarino & Claudia Coca de Ticio Escobar de la exposición Mala Hierba / Yerba Mala en Galería del Pase, Lima. 

 
Frutos de la Nueva España. Óleo sobre lienzo, medidas variables.

“Las réplicas de pinturas son seccionadas y reducidas en clave de gabinete de curiosidades; pero también son dispuestas en instalaciones que reordenan las partes en nuevos conjuntos, inestables, descentrados, topológicamente dispuestos. Este gesto tiene un fuerte sentido político: busca dislocar el sistema de la representación logocéntrica y subvertir sus escalas jerárquicas y su sentido autoritario. En las pinturas de los cronistas, las imágenes de indígenas son equiparadas a las de plantas, y no en cuanto componentes biodiversos de un mismo complejo viviente, sino como recursos naturales dispuestos a la extracción y la explotación rentables. 

Las instalaciones de Claudia Coca se proponen trastornar el destino de cosa-mercancía, de servicio, atribuido a las fuerzas orgánicas para abrirlas a los impulsos del deseo y la creación: a las pulsiones de afirmación de la potencia vital. El arte levanta escenas redisponiendo imaginariamente las piezas del orden establecido. Esta tarea implica colocaciones contingentes pero abiertas a sugerir otros modos, provisionales siempre, de percibir, organizar y relatar la diversidad del mundo.”

Fragmento del texto Claudia Casarino & Claudia Coca de Ticio Escobar de la exposición Mala Hierba / Yerba Mala en Galería del Pase, Lima.

Joyas remotas. Dibujo en carbón vegetal y pasteles sobre lino. 0.50 m x 1.40 m.

“Claudia Coca también trabaja la imagen de jardines botánicos; los revela en cuanto replican el mecanismo depredador y discriminatorio de la dominación colonial y en cuanto activan regímenes clasificatorios que permiten asignar lugares fijos. Las colecciones botánicas, tanto como las de los museos arqueológicos, etnográficos y antropolíticos, concebidos en clave occidental, movilizan grandes sistemas para recolectar, clasificar y exponer fragmentos de naturalezas y culturas remotas, conquistadas y dominadas, primero, hegemonizadas luego; quizá vueltas a ser dominadas hoy. 

Claudia busca los rastros de una escritura propia, revirtiendo el sentido del dibujo naturalista para dibujar a lápiz especímenes de plantas sudamericanas en una operación que parodia el registro naturalista de las taxonomías científicas. Las plantas oriundas del “Nuevo Continente” son reinscritas en otros registros, en otros climas; cultivadas en suelos y atmósferas diferentes, estetizadas y arrancadas de contexto no solo natural, sino sociocultural, histórico, político. Son desinfectadas de historia (de polvo, de mugre, de sangre) tal como ocurre con las piezas expuestas con trabajada inocencia en los museos de ciencias naturales o antropología donde el objeto interesante, bello, exótico, es desvinculado de la violencia que alberga todo acto de saqueo.”

Fragmento del texto Claudia Casarino & Claudia Coca de Ticio Escobar de la exposición Mala Hierba / Yerba Mala en Galería del Pase, Lima.

 

 

La Tempestad

2019

 

Desde 2015 trabajo en la serie de dibujos Tempestades, dibujos que simulan carátulas de la revista National Geographic. La revista, de origen norteamericano, aborda temas científicos, culturales e históricos; en ella se construye, continuamente, un discurso de lo exótico, lo salvaje, lo oriundo y lo lejano, en contraposición a occidente. Si bien hay mucho contenido valioso en sus publicaciones, es innegable que las imágenes que difunde perpetúan la idea de lo marginal y lo periférico; lo Otro. Una mirada antropológica de ese Otro como lejano, exótico y bárbaro.

Para poder construir la modernidad se necesita evidenciar todo aquello que identifica al bárbaro. Exponer aquella cultura arcaica y primitiva, al alcance de los conquistadores y los conquistados, es una estrategia para el dominio hegemónico. Una especie de colección moderna, y por fascículos, de lo salvaje.

En el número de abril de 2018, National Geographic admite haber tenido un discurso racista durante los últimos 50 años, y su directora Susan Goldberg, reconoce en un artículo de la publicación que las representaciones de lo no blanco estuvieron asociadas a lo exótico y salvaje.

La serie Tempestades inicia con imágenes de mares, cuerpos, bosques, árboles y cielos, que alteran la idea de naturaleza; son bosques que perturban, mares que cuestionan, una naturaleza que subvierte los conceptos occidentales atribuidos a “los otros” como “cuerpos bárbaros”. Imágenes del sur de América.

Vista de montaje de instalación de la exposición “Fricciones” de BienalSur en el Centro Cultural Paco Urondo de la UBA, Buenos Aires, Argentina.

La mirada reflexiva de los primeros dibujos de la serie, cambia de lugar de enunciación en la serie de dibujos de 2019. Nosotros, los otros, ya no somos el objeto de estudio, observación y representación que se subleva. Ahora, los otros de occidente se convierten en el objeto de estudio.

Viajé a la costa Ibérica, recorriendo los enclaves del comercio de indias. Conviví unos días con andaluces; recogí relatos e imágenes; escuché y observé todo lo que pude; escribí y dibujé. En Madrid visité sus museos; aquellos que cuentan historias de nosotros y de ellos.

Vista de instalación de la exposición “Fricciones” de BienalSur en el Centro Cultural Paco Urondo de la UBA, Buenos Aires, Argentina.

Ruta (texto en construcción):

El recorrido empieza por paisajes de la Ruta del Comercio de Indias, donde observamos el mar de Cádiz y el río Guadalquivir. También vemos el Archivo General de Indias con esculturas de perros custodios. Siguiendo el recorrido nos encontramos con la Giralda en Sevilla, para luego hallar el reflejo de un jinete a orillas del mar de Sanlúcar de Barrameda, de donde partieron Pizarro y Cortés hacia América. En otro dibujo vemos el resto de una torre de vigía en Matalascañas: resto de un conjunto de torres edificadas en el siglo XVI. Las torres se construyeron para defender las costas de los ataques piratas que asaltaban los barcos que venían con las riquezas de América.

Estas piezas rodean a las tres mujeres que hoy forman parte de las representaciones escultóricas del Museo de Antropología de Madrid. Estas esculturas están fundamentadas en un interés anatómico con predominio del género humano. Sin embargo, en la colección “Los reinos de la naturaleza” no incluyen representaciones ibéricas, a no ser la del “gigante extremeño”. África, Asia y América representando al “otro”, al oriundo, al nativo, al bárbaro. Mujeres desnudas que cuentan la historia de las colonias.

Salgan al mar; traen las Indias.

Costa de Cádiz.

Algunos cuentos, otras tempestades.

Torre del Oro.

Sevilla.

La torre fue construida el siglo XIII por almohades. Existe el mito, que los sevillanos cuentan comúnmente que a la torre llegaba el oro de las Indias.

Llevamos la palabra.

Plaza Virgen de los Reyes.

Sevilla


Crónicas del olvido; donde el Guadalquivir se convierte en mar.

Costa de Sanlúcar de Barrameda.

Isabel viendo el sur.

Castillo de Santiago.

Sanlúcar de Barrameda.

Trópico a orillas del Guadalquivir.

Sevilla


“Son los más hermosos hombres y mujeres que hasta allí hubieron hallado”. (16.12.1492, diario de Colón)

Museo de América.

Madrid.

Custodio.

Archivo General de Indias.

Sevilla.

Joyas remotas.

Invernadero del Real Jardín Botánico.

Madrid.


El muelle de las delicias y el siglo de oro.

Restaurante La Raza Puerto Sevilla.

Sevilla.

Viento favorable para la demasía.

Río Guadalquivir.

Sevilla.

Cien años de perdón.

Torre la Higuera.

Matalascañas.

Huelva.


Africa: los orígenes del mundo.

“Junto al predominio del género humano, aparecían ejemplares ligados a los tres reinos de la naturaleza: los orígenes geológicos de la tierra, las plantas y los animales, considerados estos últimos como el contrapunto necesario para una anatomía comparada”.*

Museo de Antropología.

Madrid.

América: los reinos de la naturaleza.

“El reino animal estaba contemplado desde la perspectiva de la anatomía comparada, poniéndolo así en relación con el cuerpo humano. Había fósiles, insectos, moluscos, reptiles, peces y mamíferos, estos últimos reducidos a esqueletos completos o parciales o a ejemplares disecados. También había especímenes con deformaciones y ´monstruosos`”. *

Museo de Antropología.

Madrid.

Asia: los orígenes del mundo.

“Además, y con una importancia númerica y espacial mucho menor, se presentaban objetos asociados a culturas prehistóricas o modernas sin una selección ni estructuración claras”.*

Museo de Antropología.

Madrid.

* Fragmentos de los textos de sala del Museo de Antropología de Madrid.


La tempestad

Instalación de dibujos en carbón vegetal y pasteles sobre lino.

15 cuadros de 0.50 m x 0.35 m.

Instalación de medidas variables

Vista de instalación.

Exposición “Fricciones” de BienalSur.

Centro Cultural Paco Urondo de la UBA, Buenos Aires, Argentina

 

Otras tempestades

2017

 

Vista de instalación de la exposición “Cuentos bárbaros -otras tempestades-” en la Sala Luis Miro Quesada Garland de Miraflores, Lima, Perú.

 

Vista de instalación de la exposición “Cuentos bárbaros -otras tempestades-” en la Sala Luis Miro Quesada Garland de Miraflores, Lima, Perú.

¿Qué quiere decir darle la espalda a tu tierra?

Dorota Biczel

2017

Tú: Te imagino leyendo esto en la Sala Luis Miro Quesada Garland, a unas pocas cuadras y con una vía rápida de por medio del Océano Pacífico. Imagino que te identificas como peruano. Me imagino también que aprendiste todo acerca de tu tierra y su composición única. Probablemente, esta “composición única” que fue enseñada desde el colegio, significó tres zonas geográficas distintas que, supuestamente, definen tu país: el desierto costero; la sierra de los Andes; y, la selva amazónica. En esa construcción del imaginario nacional, las fronteras delimitan un Perú internamente fragmentado, en forma de un jaguar sin cola. Estas delinean también un terreno vacío alrededor de ese Perú.

 

El trabajo reciente de Claudia Coca llena un vacío en el imaginario pictórico peruano – el imaginario del cual el Pacífico ha estado, históricamente, ausente. Su trabajo reemplaza esa ausencia con la presencia y, al mismo tiempo, refuta los símbolos familiares creados para los observadores, externos e internos, del territorio peruano. Para tal fin, Coca explota un fenómeno dual: por un lado, paisajes enlazados a fronteras territoriales, nacionales o imperiales; por otro, paisajes que trascienden esas fronteras, mediando en la circulación transnacional de capital, bienes y gente. Ella insiste en la inversión de tres miradas distintas; tres posiciones distintas; y, tres modos distintos, e históricos, de la construcción y despliegue del territorio en la región andina de Latinoamérica: una, la de un conquistador español; la segunda, la de un explorador científico imperial iluminado; y, la tercera, la de una costeña en búsqueda de sus raíces. A diferencia de esos tres observadores, cuyas miradas están firmemente fijadas en la tierra, Coca le da la espalda al desierto, las montañas y a la selva más allá de ellos. Ella le da cara al océano. Mira con ella, baja del malecón, cruza la Costa Verde, toca el agua.  

Las suyas son imágenes sin precedentes: el océano visto y experimentado como una superficie ondulante y reluciente; el juego de la luz en los picos de las olas; el flujo y reflujo de la marea; la expansión sin fin. Su océano está privado de boyas, muelles o faros; barcos, pájaros o peces voladores. Para ponerlo en diferentes términos, Coca rechaza el mostrarte cualquier marcador asociado con un territorio maduro para su extracción y explotación.  

El darle la espalda a la tierra sugiere una posibilidad de desestabilizar el orden social terrestre. El voltear al océano ofrece una posibilidad de rechazar el mito establecido del origen, del arraigo en la tierra; los mismos mitos que han perpetuado la asimetría racial y étnica en el Perú desde la independencia, esto es, la imagen de la sierra impenetrable que ha sido acuñada en el nombre de la modernización capitalista y el “progreso”: las montañas que serán conquistadas y los indios y mestizos que serán convertidos en sujetos dóciles, los cuáles trabajarán para incrementar el PBI y así satisfacer métricas establecidas en otro lugar.

En cambio, Coca te coloca en la orilla. El océano te invade, una y otra vez. La distinción entre la tierra y el agua es fluida y porosa. Coca te pone en el espacio liminal donde las nociones de “allá” y “aquí”, “adelante” y “atrás”, desaparecen; donde la noción del otro desaparece. El océano abarca a ambos, a tí y a mí (el “yo” escribiendo desde una gran distancia) – el poder mucho más grande, mucho más soberano que el establecido por divisiones geopolíticas.

El “bárbaro” imaginado por poderes coloniales vuelve la mirada – tanto desafiante como entero.

 

Vientos del este, vientos del oeste

Video HD en proyección

11:30 minutos

Vista de instalación de la exposición “Cuentos bárbaros -otras tempestades-” en la Sala Luis Miro Quesada Garland de Miraflores, Lima, Perú.

En la pieza Pacífico se observa una costa con dos mares enfrentados, este/oeste, norte/sur. Mares pacíficos y divididos, observados desde un “afuera”, a punto de poner pie en la tierra. El “afuera” es consciente del enfrentamiento. Surgen nuevas conquistas.

La imagen es del istmo Punta Huaro en Casma, Ancash. La Región Ancash, es asociada comúnmente con los andes y no con la costa. Casma se encuentra al norte de Lima. Conocer Punta Huaro fue un descubrimiento, un hallazgo, un deleite fotográfico que me permitió hilvanar nuevas ideas con respecto al mar. Una especie de poética de la naturaleza. Pacífico versus Pacífico; Pacífico contemplando al Pacífico. El Pacífico mirando a los Andes.

Pacífico

Dibujo en carbón vegetal y pasteles sobre tela

Tríptico

2 m x 4.50

Vista de instalación de la exposición “Cuentos bárbaros -otras tempestades-” en la Sala Luis Miro Quesada Garland de Miraflores, Lima, Perú.

Tempestades

Dibujo en carbón vegetal sobre tela

Instalación de 12 cuadros

0.50 m x 4.50 m aprox.

Tempestades

En la serie Tempestades confronto la idea de “voz científica” de National Geographic,  voz a la cual le damos legitimidad, sin cuestionarla. En oposición veremos mares, bosques, cielos y cuerpos, que alteran la idea de naturaleza; son bosques que perturban, mares que cuestionan, una naturaleza que subvierte los conceptos occidentales atribuidos a “los otros” como “cuerpos bárbaros”. Imágenes de las tierras de Abya Yala.

Vista de instalación de la exposición “Cuentos bárbaros -otras tempestades-” en la Sala Luis Miro Quesada Garland de Miraflores, Lima, Perú.

Claudia Coca - Canibal video.jpg

Caníbal

Instalación de dibujo y video

Dibujo en carbón vegetal sobre tela

10 m x 2.15 m aprox.

Video HD en televisor

4:45 minutos

https://vimeo.com/241628486

Vista de instalación de la exposición “Cuentos bárbaros -otras tempestades-” en la Sala Luis Miro Quesada Garland de Miraflores, Lima, Perú.

Caníbal

La instalación Caníbal inicia la serie. El Océano Pacífico bellamente embravecido, se encuentra con una orilla serena, calma que esconde al salvaje, al rebelde. Lo caníbal no está en las nuevas costas; lo caníbal viene a ellas. La piel de otorongo es una piel digna, una piel viva, una piel que avanza hacia un “adentro”, alejándose de la periferia para reconocerse en un interior común, donde nos podemos reflejar. El mar es nuestro, su turbulencia nos cuestiona, nos aleja y acerca para, luego, recuperarlo. La piel camina hacia uno; somos esa piel que debemos conquistar para dejar atrás la idea interiorizada del “mal salvaje”, del caníbal. La piel de otorongo es bella, potente y original. Reconocer la belleza en lo mestizo y nativo seguirá siendo una de las propuestas de mi trabajo.

Vista de instalación de la exposición “Cuentos bárbaros -otras tempestades-” en la Sala Luis Miro Quesada Garland de Miraflores, Lima, Perú.

Museos

Dibujo en carbón vegetal sobre tela

Díptico

2.20 m x 3.30 m

Para poder construir la modernidad se necesita evidenciar todo aquello que identifica al bárbaro. Exponer aquella cultura ‘arcaica’ y ‘primitiva’, al alcance de los conquistadores y los conquistados. Los museos de antropología coleccionan los orígenes indios; orgullo y vergüenza en el mismo lugar. Los museos como espacios dicotómicos es la base del díptico Museos (Museo de Nacional de Antropología de México y Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú).

 

 

Territorios cercanos

2017

El otorongo (jaguar) es un animal salvaje que atraviesa el Perú desde la costa hacia la selva; también recorre América del Sur. Es una especie soberana y libre a la que no se puede dominar. Una representación de rebeldía en tiempos de insubordinación.

El Perú está popularmente relacionado a los andes (sierra) y a ciertas representaciones “exotizantes” y “turísticas” que refuerzan la idea de un territorio sólo andino. Estás representaciones ejercen un dominio, una especie de cerco que limita las posibilidades de re-conocimiento. Me interesa abrir la visión de la percepción del territorio peruano, como un país atravesado por costa, sierra y amazonía.

Juan Javier Salazar planteó la idea de tener el país en nuestras manos. El mapa del Perú en piel de otorongo; una piel sintética, rellena de espuma, una especie de cojín o peluche para acariciar. Un Perú con una anatomía, para estudiar.

-Territorios cercanos- está vinculada a la muestra –otras tempestades-, ambas en 2017.

Territorios

Dibujo en lápiz negro sobre papel

Políptico

0.33 m x 2.30 m

Estudio anatómico

Dibujo en lápiz negro sobre papel

Tríptico

0.36 m x 0.98 m

Paraíso

Dibujo en carbón vegetal sobre tela

0.70 m x 1.00 m

 

 

Intervalos

2015-2018

 
Canibal 2.jpg
Mirando al este web.jpg
Canibal 1-100dpi.jpg
e. l - 2.jpg
salvajes, los otros.jpg
 

 

Cuentos bárbaros

2015

montaje rebelde.jpg

Cuentos bárbaros No.1

Dibujo en carbón vegetal sobre tela

1.25 m x 1.80 m

emancipados 100dpi.jpg

Cuentos bárbaros No.2

Dibujo en carbón vegetal sobre tela

1.20 m x 1.95 m

Cuentos Bárbaros N.3 (rebelde)100dpi .jpg

Cuentos bárbaros No.3

Dibujo en carbón vegetal sobre tela

1.20 m x 1.70 m

Cuentos bárbaros No.4

Dibujo en carbón vegetal sobre tela

1.70 m x 1.10 m

Otras tempestades

Dibujo en carbón vegetal sobre tela

Políptico

0.35 m x 0.50 m (cada uno)

National Geographic 100dpi.jpg

Horizontes

Dibujo en carbón vegetal sobre tela

Díptico

0.50 m x 0.35 m (cada uno)

Mesa

Textos, dibujos, cuadernos y notas.

Instalación

Medidas variables

Otras deseosDibujo en carbón vegetal sobre telaPolíptico0.50 m x 0.35 m (cada uno)

Otras deseos

Dibujo en carbón vegetal sobre tela

Políptico

0.50 m x 0.35 m (cada uno)

Vista de montaje e instalación.Sala de Proyectos UNESPACIO.2015

Vista de montaje e instalación.

Sala de Proyectos UNESPACIO.

2015